En un fallo histórico, la Audiencia de Madrid ha condenado a un guardia civil a 8 años de prisión por homicidio, tras una confrontación con un hombre que padecía esquizofrenia paranoide. El incidente tuvo lugar cuando el hombre, armado con dos navajas, arremetió contra los agentes y manifestó su intención de matar a policías. La sentencia es un hito importante en la lucha contra la impunidad y la violencia policial, y supone un reconocimiento de la gravedad de los hechos y la responsabilidad del agente en la muerte del hombre. A continuación, se analizarán los detalles del caso y las implicaciones de esta condena.
Condena a años de prisión a un guardia civil por homicidio en confrontación con hombre con esquizofrenia
La Sección Cuarta de la Audiencia Provincial de Madrid ha condenado a F. J. L. Z., un guardia civil, a pena de prisión por la muerte de una persona que padecía esquizofrenia paranoide y que exhibía dos navajas.
El guardia civil disparó en dos ocasiones hacia las extremidades inferiores de la víctima, D. M. C. S., quien falleció posteriormente como consecuencia del shock hipovolémico derivado del sangrado masivo por rotura de la arteria poplítea tras la herida de bala en pierna izquierda.
La Fiscalía Provincial de Madrid solicitó una multa de 3.600 euros para el guardia civil, imputándole un delito leve de homicidio por imprudencia menos grave. Según la Fiscalía, el acusado fue comisionado para dirigirse a la Plaza del Ayuntamiento de la localidad madrileña de Manzanares El Real, donde se encontró con D. M. C. S., quien presentaba un estado de agitación y nerviosismo portando en cada mano una navaja de 6 cm de hoja y 6,5 cm de hoja cada una.
Tras preguntarle qué sucedía, D. M. C. S. se dirigió a los agentes con expresiones agresivas, lo que motivó que los agentes se introdujeran nuevamente en el coche policial y solicitaran apoyo policial y la activación del SUMMA 112. Escasos minutos después, se personaron diversas patrullas de la Guardia Civil, iniciándose un operativo policial compuesto por un total de doce agentes de la Guardia Civil.
El agente al mando inició un diálogo con D. M. C. S. para que depusiera su actitud, pero éste no cesó en su actitud agresiva, gritando expresiones como voy a matar y voy a morir matando policías mientras avanzaba hacia los agentes esgrimiendo las navajas en alto.
Transcurridos 30 minutos aproximadamente, el agente al mando ordenó a las patrullas que colocaran sus coches a ambos lados de la plaza, momento en el que D. M. C. S. se abalanzó hacia él, sin llegar a alcanzarle. D. M. C. S. salió corriendo por una calle adyacente, siendo perseguido a pie por el acusado y otros cinco agentes de la Guardia Civil.
Tras 20 ó 30 metros de carrera, D. M. C. S. llegó a una plaza, donde se giró con las manos esgrimiendo las navajas en alto hacia el agente, quien logró esquivarle y efectuó con su arma reglamentaria tres disparos disuasorios al aire. Inmediatamente después, D. M. C. S. fijó su mirada en otro agente, el cual también efectuó con su arma reglamentaria un disparo al aire con carácter disuasorio.
Los disparos disuasorios al aire efectuados no sirvieron para que D. M. C. S. cesara en su actitud, y el acusado, ante la proximidad de D. M. C. S., efectuó dos disparos seguidos que alcanzaron las extremidades inferiores de D. M. C. S., quien cayó desplomado pocos metros después como consecuencia del impacto de las balas en las dos piernas.
En concepto de responsabilidad, la Fiscalía reclama al acusado y al Estado, como responsable civil subsidiario, una indemnización total de 182.725 euros para los familiares del fallecido.
La Audiencia Provincial de Madrid ha condenado al guardia civil a pena de prisión por la muerte de D. M. C. S., quien perdió la vida como consecuencia de la acción del agente.
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