La Pedriza destaca con sus formas emblemáticas en un verano caliente

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La Pedriza destaca con sus formas emblemáticas en un verano caliente

En pleno verano caliente, cuando la temperatura alcanza sus máximos niveles, La Pedriza, el parque natural más emblemático de la Comunidad de Madrid, se erige como un refugio idóneo para aquellos que buscan escapar del calor y disfrutar de la naturaleza en estado puro. Con sus formas emblemáticas, que combinan la rocosa belleza de sus montañas con la frescura de sus bosques, La Pedriza se presenta como un destino turístico de primer orden, capaz de ofrecer a los visitantes una experiencia única y inolvidable. En este sentido, es importante destacar la importancia de la conservación de este entorno natural, que debe ser protegido y preservado para las generaciones futuras.

La Pedriza, un paisaje granítico impresionante en el corazón de la Sierra de Guadarrama

La Pedriza se localiza en la vertiente madrileña del Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama, presentando una espectacular geomorfología sobre un paisaje granítico. Los granitos son rocas igneas plutónicas, procedentes de un magma que se enfrió lentamente desde hace millones de años en el interior de la corteza terrestre.

Geomorfología única

Recorriendo la senda se pueden reconocer elementos del relieve como berrocales, domos y crestas. Además, podremos identificar elementos geológicos menores originados por la erosión como piedras caballeras, la cueva de la Mora o nerviaciones en la aleta de Tiburón. La erosión también ha conformado caprichosas formas en las rocas, algunas con parecidos a ciertos animales como «la foca», «la tortuga», «el cerdito» y «el pájaro» o con hitos como «el tolmo».

Asimismo, se vislumbrarán a lo lejos relieves como el Cancho de los Muertos, el domo de El Yelmo y los crestones de Las Torres. Existe una variante del recorrido denominada senda corta que permite un recorrido más adecuado para familias con niños, de 1,6 km de longitud.

Ruta Paso a Paso

1. Aparcamiento de Canto Cochino y el domo de El Yelmo

Existen tres aparcamientos en el paraje denominado Canto Cochino, de La Pedriza, donde iniciaremos la ruta. Por motivos de seguridad, existe un control de barrera en la zona de la Camorza que permite la entrada de vehículos hasta que se alcanza el cupo máximo de 270 automóviles en el interior de este paraje. Hay una regulación de acceso con vehículo particular a estos aparcamientos.

El lajamiento da lugar a los mejores ejemplos de domos, como El Yelmo. Es el mejor ejemplo de este tipo de relieve de España y uno de los mejores de toda Europa. Uno de los rasgos más destacados de El Yelmo y el que le otorga su nombre, es la morfología en domo casi perfecta, especialmente en su cara sur, uno de los mejores ejemplos de este tipo de relieve de toda Europa.

2. Piedra Caballera

Si miramos al sureste podemos observar este tipo de formación asociada, ya que a un pedestal debe corresponderle una roca de culminación aislada. Los pedestales son zonas aisladas y elevadas unos centímetros sobre el resto de su entorno, soportando un bloque. Se trata de un fenómeno casi fortuito y es característico de relieves degradados como pedrizas o tors.

3. La Foca

Debido al desigual comportamiento que La Pedriza presenta frente a la erosión, se obtienen notables contrastes que originan un único y auténtico museo al natural de formas graníticas. Las curiosas morfologías que adoptan los riscos dan lugar nombres de formas comunes, es el caso de la Foca, un bloque granítico con morfología semejante a este animal.

4. Lanchares de La Tortuga

Las formas de las laderas y riscos de la Pedriza Anterior que observamos al otro lado están muy controladas por diaclasas de tipo curvilíneo o lajas, que dan lugar a grandes lanchas de granito y semidomos tales como los riscos de La Tortuga, que alcanzan los 1.266 metros de altitud.

5. Acanaladuras de Peña Sirio

Las acanaladuras son surcos que aparecen en laderas o vertientes inclinadas, pero que no llegan a ser completamente verticales. Los surcos recorren la roca según la dirección de máxima pendiente y concentran el agua que escurre por las paredes.

Algunas veces conectan en cabecera con los pilancones y suelen tener una anchura y profundidad decimétrica. Para que se forman acanaladuras, las paredes de los riscos debe ser bastante largas, pero no excesivamente inclinadas, Peña Sirio es uno de los mejores ejemplos, a una altitud de 1.394 m.

6. Agrietamientos pseudopoligonales de El Rocódromo

En esta zona apreciamos rugosidades sobre la superficie de la roca en forma de placas en relieve, separadas unas de otras por grietas de varios centímetros de ancho. Los escaladores los llaman orejas, orejones o setas y cuando son continuos dan un aspecto a la superficie de la roca de «piel de elefante».

7. Refugio Giner de los Ríos y crestones de Las Torres

Los pioneros de la escalada en La Pedriza tenían que pernoctar en la zona y necesitaban un refugio. Su construcción se financió con aportaciones por suscripción popular, que comenzó el Rey Alfonso XIII, y fue inaugurado el 15 de mayo de 1916. Recibe su nombre en honor a Francisco Giner de los Ríos, fundador de la Institución Libre de Enseñanza. Es propiedad de la Real Sociedad Española de Alpinismo Peñalara y se ubica a una altitud de 1.200 m, en el corazón de La Pedriza.

Desde este punto podemos observar Las Torres, un conjunto de riscos con numerosas formas erosivas controladas por el diaclasado vertical y que dan por resultado torres o mogotes de aspecto trapezoidal o acastillados. Por su morfología y altitud, a más de 1.700 metros de altitud, constituye un elemento que destaca de forma muy notable en el paisaje.

8. Bloque de El Tolmo

Se trata de la roca individualizada más famosa y grande de La Pedriza. Según algunos autores, su origen fue un desprendimiento que la hizo caer desde lo alto de la ladera. Sin embargo, hoy se tiende a pensar que se trata de un efecto de la erosión. Las rocas circundantes, mucho más fracturadas, se alteraron fácilmente y, posteriormente, fueron erosionadas, permaneciendo El Tolmo sin erosionar.

9. La Cueva de La Mora

La Cueva de la Mora es un verdadero conducto subterráneo en granitos, con 23 m de longitud. El conducto se ha originado a favor de una banda de cizalla donde la roca granítica está intensamente fragmentada; la desagregación granular y en bloques y su movilización por las aguas de infiltración, son los principales responsables del vaciado que ha originado esta “cueva estructural”.

10. Nervaciones en la Aleta de Tiburón

La roca principal del sustrato en este tramo del recorrido es el granito biotítico típico de La Pedriza. Se trata de un granito compuestos principalmente por cuarzo, feldespato potásico, plagioclasa y biotita, con granos minerales de tamaño similar, por lo que se le denomina granito biotítico equigranular.

En el camino se puede observar una roca singular, denominada popularmente «aleta de tiburón», que forma un dique que corta al granito principal. Los diques de este tipo de rocas son granitos microporfídicos de composición y textura bastante singular.

11. Diaclasas de El Cancho de los Muertos

El diaclasado vertical da lugar a riscos de formas más acastilladas, es el caso del Cancho de los Muertos, definido por un resalte tipo crestón. Alcanza los 1.295 m de altitud.

Fuente: Turismo Madrid.

José Ferrer

Soy José, redactor jefe con una amplia experiencia en el mundo del periodismo. Me enorgullece formar parte del equipo de La Voz de Madrid, un periódico independiente de actualidad en la capital. Mi pasión por la escritura y mi compromiso con la veracidad de la información me han permitido contribuir al crecimiento y prestigio de este medio. Con mi pluma, busco transmitir la esencia y la vibrante actualidad de la ciudad, manteniendo siempre la ética y la objetividad en cada noticia que publicamos. ¡La Voz de Madrid es mi hogar periodístico y mi voz en la gran urbe!

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