En una sentencia histórica, un matrimonio octogenario de Alcalá logra una victoria legal trascendental al ganar un juicio por usura contra su prestamista. Este caso, que ha captado la atención de la opinión pública, revela la lucha de los ciudadanos contra prácticas financieras abusivas y deshonestas. La valentía y determinación de esta pareja de avanzada edad ha sentado un precedente en la defensa de los derechos de los consumidores frente a la explotación económica. La resolución judicial destaca la importancia de la justicia social y la necesidad de proteger a los sectores más vulnerables de la sociedad. Sin duda, este veredicto representa un triunfo para la dignidad humana y la equidad en el ámbito financiero.
Matrimonio octogenario de Alcalá vence en juicio por usura contra prestamista
María y Antonio, el matrimonio de 78 y 82 años respectivamente que ha sorteado hasta en siete ocasiones órdenes de desahucio de su vivienda en Alcalá de Henares, ha recibido con gran alegría la sentencia judicial que condena a su prestamista por usura.
El juez ha declarado nulo por usurario el préstamo suscrito entre las partes, así como la garantía hipotecaria establecida en el contrato de préstamo del piso que actualmente habitan, en el barrio de Reyes Católicos en la ciudad complutense.
Asimismo, el prestamista tendrá que devolver al matrimonio una vivienda que consiguió en una primera decisión judicial por el impago de las cuotas ubicada en Castañar de Ibor (Cáceres) y que María había heredado.
De todo ello se deduce en la sentencia, a la que ha tenido acceso EFE, que también quedará nulo el procedimiento de ejecución hipotecaria que ha tenido este matrimonio desde hace más de una década.
Además, el condenado por usura les tendrá que devolver las cantidades que excedan del préstamo original.
Esta situación vivida por el matrimonio de ancianos comenzó cuando quisieron avalar a su hijo frente a un préstamo que le concedería un particular.
Los afectados siempre han defendido que les estafaron. Una vez firmado el acuerdo, se percataron que ellos no aparecían como avalistas, sino como titulares del préstamo, además de que la cantidad de dinero doblaba a la que habían pedido: de 45.000 euros pasaba a 90.000.
Ante el impago de la deuda, el prestamista inició un procedimiento judicial para que el matrimonio hiciera frente a la misma mediante el embargo de sus viviendas.
Este miércoles, la justicia ha dictaminado que en el contrato medió la usura del prestamista, es decir, un interés excesivo del que ni Antonio ni María eran conscientes.
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